domingo, 8 de agosto de 2010

El otro.


No dejes que la lluvia arrugue
poco a poco tu cara, que las
horas se escurran,como gotas,
entre los surcos de tus manos
y, solo te quede una mirada
triste, un tiempo que se escapa
en su frenética huida.
Tu vida, nunca está solo
en ese silencioso desaparecer
como un fantasma que escapa
hacia esa puerta de la
caducidad...